Hace
unos días comentaba (por segunda vez) que España no es un país serio. Hoy añado
que, además, es un país lleno de sinvergüenzas, en el sentido de gente que no
tiene el más mínimo reparo en decir lo que sea, por muy contraria a la ética,
al sentido común y a la cultura que sea.
Empecemos
por la secretaria de estudios y programas del PSOE, a la que más le valdría
haber estudiado algo más. Dice la buena señora (o señorita, la verdad es que lo
ignoro y que no me importa lo más mínimo… aunque consultando en Wikipedia veo
que ha estado casada con un polular)
que apoya que Otegi se presente como candidato a la asamblea legislativa vasca
porque ha cumplido sus obligaciones jurídicas. Para empezar, son precisamente las jurídicas las únicas
obligaciones que cabe exigir que sean cumplidas, como sabe cualquier estudiante
de primero de Derecho; dado que esta señora es licenciada y aspirante a doctora
precisamente en Derecho, el lapsus es menos disculpable aún. Pero es que,
además, y permítaseme la interpretación, una obligación jurídica, que diría la señora, es cumplir las resoluciones
judiciales; y puesto que Otegi ha sido inhabilitado hasta dentro de un lustro
para ejercer cargo público, resulta que no ha cumplido esas obligaciones.
Tras
la resolución de la Junta Electoral de Guipúzcoa, anulando la candidatura que
encabezaba el etarra (puesto que no se ha arrepentido ni ha manifestado haber
abandonado la banda, que yo sepa, habrá que seguir considerándole como tal),
secesionistas catalanes, paleocom y neocom se han apresurado a criticar dicha resolución, calificando la cosa de drama, cacicada y demás epítetos
altisonantes, mientras que los p-etarras han anunciado que recurrirán la
resolución (en esto, como los necionanistas
catalanes, sólo recurren a los tribunales españoles cuando les duele, y
sólo aceptan sus resoluciones cuando les conviene) y que no cambiarán las listas.
Se
ve que novecientos muertos (o más) no es un drama para esta gente, o al menos
no uno que convenga recordar…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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