sábado, 13 de agosto de 2016

Jefes

Vi esta serie cuando la emitió Televisión Española (por aquel entonces, la tele, sin más especificaciones), hace más de treinta años. La presentaron, creo recordar (siguen haciéndolo), como una serie de Charlton Heston, lo cual, si bien es verdad, no es toda la verdad, ya que sería más correcto presentarla como una serie con Charlton Heston. Es indudable, sin embargo, que el protagonista de Ben-Hur (debería estar prohibido hacer nuevas versiones de ciertas películas) resulta (o resultaba), de lejos, la figura más reconocible de todo el elenco (protagónico, que dirían los sudamericanos).
No es, empero, el único actor conocido. Con la perspectiva que dan tres décadas largas de cinefagia, puedo mencionar ahora unos cuantos: Danny Glover, que se haría mundialmente famoso poco después con la saga de Arma letal; Kaiulani Lee, una actriz de la que ignoraba el nombre pero cuya cara resulta imposible de olvidar (y no precisamente por su atractivo); Lane Smith, que para mí siempre será el villano redimido de la segunda parte de V y el Perry White de Lois & Clark; Paul Sorvino; Keith Carradine, tan inquietante como todos los de su familia; Stephen Collins, entonces famoso por Los cuentos del mono de oro (o, al menos, conocido para mí); Brad Davis, de efímera fama por El expreso de medianoche; Victoria Tennant, que me sonaba de Vientos de guerra; o Billy Dee Williams, el Lando Calrissian de la saga de La guerra de las galaxias.
Recuerdo que cuando vi que la serie estaba basada en una novela, me hice el propósito de comprarla y leerla. En aquella época, todavía pensaba que se editaban en España cualesquiera libros relacionados con películas o series (caso, por ejemplo contemporáneo, de Norte y Sur). Un tercio de siglo después, aún no he conseguido la novela (aunque no pierdo la esperanza), probablemente más dura que la serie de televisión.
Entrando en materia, la serie trata, aunque quizá un poco por encima, o de manera un tanto elíptica (al menos, para el chico de apenas quince años que era yo entonces y, al modo del Julius Benedict de Los gemelos golpean dos veces, con mucho conocimiento teórico y poco práctico de la vida) temas serios, como los crímenes con componente sexual, el racismo, la brutalidad policial, la corrupción en las pequeñas localidades (porque es donde transcurre la trama) y la violencia doméstica (lo que ahora se llama, de una manera semánticamente incorrecta, de género). Elípticamente, sí, pero de un modo lo bastante claro como para que quien quiera verlo pueda apreciarlo.
En resumen, una serie (o un telefilm) de tres horas con un cierto componente de intriga y en el que, al modo de las novelas de Stephen King, el villano está claro casi desde el principio.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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