martes, 16 de agosto de 2016

El fin de la civilización occidental

Tenía la impresión de que Juan Roig, fundador de Mercadona, era una persona inteligente y razonable, además de alguien con un obvio olfato comercial. Sin embargo, su última decisión me hace replantearme dos de las tres impresiones mencionadas en la frase anterior.
Dicha decisión es la de lanzar una charcutería sin carne para deportistas y vegetarianos. Siendo evidente el deseo de ocupar un nicho de mercado hasta ahora no aprovechado, he decidido acudir al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua antes de ponerme a vituperar esta decisión.
Así, he comprobado que charcutería es la tienda en que se venden embutidos, fiambres y otros productos; embutido es, en su segunda acepción, tripa rellena con carne picada, principalmente de cerdo, y en la tercera tripa rellena de diversos ingredientes; y fiambre es, en su primera acepción, carne que, después de asada, cocida o curada, se come fría y puede conservarse durante bastante tiempo.
Por lo tanto, sólo forzando bastante la cosa puede concebirse una charcutería en la que no se venda carne, puesto que de la definición de este tipo de establecimientos se desprende que los otros productos que se puedan vender allí son algo accesorio a las mercancías principales. Sin embargo, en un mundo en el que se vende café descafeinado, Coca-Cola sin azúcar y sin cafeína y hasta leches que no sólo no han salido de ubre alguna, sino que ni siquiera tienen origen animal, ya nada puede sorprenderme.
Eso sí, que no cuenten conmigo entre la clientela potencial. No soy vegetariano y, aunque practico deporte, no me alimento con productos especiales.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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