…y
escribo porque me toca. Si ayer dedicaba mi entrada del blog a la primera edil
de la Villa y Corte, hoy, por casualidades de la vida y de los enlaces del
hipertexto, me toca hacerlo de la de la Ciudad Condal. Como buenos totalitarios
que son, los neocom barceloneses
buscan inmiscuirse en todos los ámbitos de la vida privada (hace unos días
hablaba de los pisos) y muestran sus simpatías por los demás totalitarismos que
en el mundo hay.
Así,
no es de extrañar que hayan defendido el uso del llamado burkini (básicamente, un burka
de baño), vinculándolo a la libertad de la mujer. No se muestran tan
partidarios de la libertad de los demás, ella y sus compañeros de ideología,
cuando se trata del respeto a la legalidad (retirando el busto del Rey, por
ejemplo) o a tradiciones de religiones que no sean la musulmana (aquella
propuesta neocom de prohibir las
procesiones de Semana Santa… en Sevilla, nada menos).
Y
mientras, los ocupadores ilegales de edificios se toman a risa las decisiones
consistoriales (o actúan en connivencia con la bruja Piruja: el texto del artículo dice con algunas complicidades en el interior del Ayuntamiento, aunque
no especifica cuáles) y se han instalado ilegalmente en otra oficina bancaria a
escasos metros de aquella de la que fueron desalojados.
Para
mearse de risa, vamos… como la portabocas
esa, nombrada por la alcaldesa, cuyo numerito
más destacado era hacer aguas
menores en la vía pública. Y mientras, la alcaldesa haciendo carantoñas a los secesionistas. Pero no nos equivoquemos: esa mujer quiere ser califa en lugar del califa.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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