Cuando,
planteada una cuestión, se mantienen dos posturas contrapuestas, a un
observador externo (en realidad, todos los observadores son externos: quiero
decir a alguien que no esté implicado directamente en la controversia) se le
plantea la tarea de dilucidar cuál de las dos partes está diciendo la verdad y
cual miente como una bellaca.
Pero
si una de las partes es un cuerpo con casi dos siglos de historia, respetado
por todos los españoles de bien y que ha dado tales muestras de abnegación,
sacrificio y afán de servicio que es conocido por antonomasia con una sola
palabra que significa digna de galardón,
mientras que la otra es representante de otra organización que se ha dedicado a
saquear una de las regiones más ricas de España al tiempo que se envolvía en
unos colores que ni siquiera son suyos, todo eso mientras falsean la Historia,
coquetean con asesinos terroristas y se saltan a la torera toda norma jurídica
que les pete, sea propia o ajena… entonces, en ese caso no hay mucho lugar a la
duda.
Así
pues, ¿entró la Guardia Civil en las sedes del consejo de gobierno y de la
asamblea legislativa de Cataluña o, por el contrario, se les impidió la entrada
como proclama el consejero de Presidencia del citado consejo de gobierno?
Yo,
la verdad, tengo meridianamente claro, cristalino, diáfano, a quién creo y de
quién no me fío ni un pelo…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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