Compré este libro porque un amigo -mejor persona que yo, y seguramente mejor católico también-, sabedor de mi afición por Tolkien, me lo recomendó. Cuando empecé a leerlo, le dije a mi padre: acabo de empezar un libro que es una exégesis de 'El señor de los anillos' desde el punto de vista católico; una de dos, o me resulta un truño o me lo ventilo en un pis pás. No ha sido ninguna de las dos cosas, pero ha estado más cerca de la segunda.
Quizá mi fe sea menor que la del autor, probablemente porque se ha visto sometida a menos pruebas (no es que lo desee) y, por lo tanto, no se halla tan bien templada como la suya. Sin embargo, se agradece esta extensa exégesis de la novela (y no trilogía, don Diego; otra cosa es que se publicara en tres tomos por aquello de a ver cómo logramos vender un tocho de este tamaño en plena posguerra), en la que uno va descubriendo el mensaje que Tolkien nos dejó (o que el autor dice que Tolkien nos dejó; no es que no me fíe...) en los lugares más inesperados de mi libro favorito.
Como he leído en alguna parte, un libro imprescindible si eres católico, te gusta Tolkien o ambas cosas a la vez.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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