Sucedió
hace ya tanto (un mes, prácticamente) que igual a algunos (a mí, casi) ya se
les había olvidado que el presidente del Gobierno tuvo que ir a declarar como testigo.
Dado que es de derechas (huy, perdón, de centro reformista… o como se definan
ahora), y no goza por tanto de esa superioridad moral que la izquierda se ha
concedido a sí misma, no había peligro de estigmatizarle, escusa que hace un
cuarto de siglo se puso para que otro presidente del Gobierno, de izquierdas
esta vez, no tuviera que declarar.
Rajoy
adoptó lo que podríamos llamar una postura infantil
(de infanta), en el sentido de que sus respuestas eran del tipo no sé, no me acuerdo… Y cuando concretaba era peor… peor para el abogado
que le interrogaba, claro, porque sacaba a relucir la retranca gallega y
exasperaba al letrado de la acusación. Aunque no fue el abogado el único
exasperado…
Se
exasperaron los propios populares,
que manifestaron que el acusador había perdido los papeles y había sido impertinente hasta el extremo. Se exasperó Pdr
Snchz, que exigió la dimisión de Rajoy (visto que es incapaz de concitar
los suficientes apoyos parlamentarios, por no hablar de los electorales, para
echarle, parece que intenta convencerle de que se vaya él solo) y rechazó su comparecencia. Se exasperó Junior, que
sintió vergüenza de los chascarrillos y la chulería de Rajoy… y eso lo dice un tipo que tiene el ego, según
propia confesión, a la altura de la estratosfera.
El
único que no se exasperó fue el presidente del Gobierno. Dos de los exasperados
acordaron pedir su comparecencia urgente
para hablar de la trama Gurtel. Yo, la
verdad, no sé qué esperan que diga, salvo torearles a ambos (perdón, se me
olvidaba que Sin vocales no es
parlamentario… pobrecito), pobres pardillos sin dotes oratorias.
Tan
urgente no debía ser: ha pasado un mes y aquí seguimos, tal cual…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario