miércoles, 16 de agosto de 2017

Bailar con la más fea

En cada comunidad autónoma en la que hay un partido regionalista fuerte, pero sustancialmente en Vascongadas y Cataluña, el PSOE ha intentado mimetizarse con la formación regionalista hegemónica, sin importarle en absoluto que dicha formación no sea de izquierdas, sino de derechas.
Los resultados de esa política de miras cortas están, valga el juego de palabras, bien a la vista, ya que en ambas regiones la formación de la mano y el capullo ha pasado en apenas una década de ser una alternativa de gobierno a pelear por el último puesto con el PP (otros cuya estrategia tampoco es que sea para tirar cohetes, y menos aún los réditos obtenidos).
Pero es que, además de ser rechazados por sus propios votantes (o, al menos, por la mayoría), esas genuflexiones ideológicas no les han valido para ser aceptados por los de la acera contraria, que les siguen despreciando tanto como antes, o quizá más. Tenemos el caso del secretario general de ese apéndice catalán de los socialistas (un apéndice que controla al cuerpo principal, pero que no consiente ser controlado por él), que al no ver un documental en la televisión regional ha sido linchado en las redes sociales haciendo alusiones a su orientación sexual (sin entrar en si es soplanucas o muerdealmohadas) y recibiendo ese epíteto que casi todos en España dirigen al que no piensa como uno, sobre todo si ese uno es de izquierdas, secesionista o ambas cosas. Me refiero, claro está, al de facha.
En algunos casos, según de donde venga, lo que se pretende un insulto resulta ser un elogio. En este caso sería, a todas luces, inmerecido.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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