jueves, 3 de agosto de 2017

Deriva peligrosa

Los nacionalistas vascos eran, en Navarra, una fuerza minoritaria. Afortunadamente siguen sin ser mayoritarios, pero desgraciadamente el apoyo de distintos grupúsculos de izquierdas han permitido que la pelona (sí, sé a qué se debe su estado capilar; no, no me da demasiada pena; y sí de nuevo, sé que no es un pensamiento muy cristiano) Barcos se encarame a la poltrona de la presidencia autonómica, impulsando desde allí una serie de actos que buscan ofender a España y a la Jefatura del Estado, al tiempo que intentan acercar el reino de las cadenas heráldicas a los postulados del orate con boina y los asesinos del hacha y la serpiente.
Y lo malo es que esas cosas se permiten, so capa de la libertad de expresión. Así, en el chupinazo de inauguración de las fiestas de San Fermín de este año(una celebración a la que, como la Feria de Abril de Sevilla y el Rocío, no pienso asistir ni aunque me apunte un pelotón de fusilamiento) se vio ondear una gigantesca enseña secesionista catalana y una pancarta en favor de los presos etarras.
Cataluña y Vascongadas son dos territorios en los que recuperar el terreno perdido costará esfuerzos ímprobos y nada asegura que se consiga un resultado satisfactorio. Quiera Dios que Navarra no haya emprendido el mismo camino aciago.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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