martes, 19 de marzo de 2019

Con la Justicia hemos topado

Junto con el juicio al golpe de Estado en Cataluña (la serie del proceso al proceso), la exhumación (o no) de los restos mortales de quien fuera Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos durante casi cuatro décadas me está dando material para varias entradas. Tanto material que, a veces, cuando me toca escribir de alguna incidencia ya se han producido otras y tengo que amontonarlas. No será el caso hoy.
Como he reconocido de palabra a algunos conocidos, es cierto que, semánticamente hablando, Franco no tenía derecho a reposar en el Valle de los Caídos, puesto que para ello debería haber caído durante la Guerra Civil… con lo que entonces probablemente no se habría erigido el monumento, con lo que no habría lugar a esta discusión.
Pero el hecho es que se erigió, murió y fue enterrado allí. Y lleva enterrado cuarenta años (largos). Y desde entonces nadie, salvo algún que otro antifranquista retroactivo (me voy a hacer antirromano, ahora que la cosa no tiene peligro: a lo mejor me saco unas pesetillas reclamando a ya veremos quién), se había preocupado del tema.
Nadie, hasta que llegó Sin vocales al poder y decidió echar gasolina a la hoguera. Porque no se ha dado cuenta (lo que es malo), o no le importa (lo que es peor), de que, si con todo este asunto está inflamando a sus cohortes, también está caldeando los ánimos de los de enfrente (si había pocos antifranquistas, menos aún eran los franquistas). Y los fuegos se sabe cómo y cuándo se inician, pero nadie puede predecir cómo acabarán y qué consecuencias tendrán. Ni siquiera el pirómano.
Y, mientras, un juzgado de Madrid ha paralizado la licencia urbanística que el ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial concedió para poder llevar a cabo la exhumación. Se ve que a este juez, como aquellos de los que se quejaba Felipe González, nadie le ha dicho lo que tiene que hacer...
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!


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