sábado, 2 de marzo de 2019

Joyita

En general, los políticos son ese tipo de gente a la que se podría aplicar lo de haz lo que digo y no lo que hago, porque la incoherencia entre sus proclamas y su realidad personal tiende a ser flagrante. Esto es especialmente cierto en el caso de los políticos y parapolíticos de izquierdas, tanto más cuanto más a la izquierda. Veamos algunos ejemplos.
Alberto Garzón es un licenciado en Económicas que se declara comunista (sí, lo sé: economía –la sabia administración de recursos escasos, como me la definieron en primero de carrera- y comunismo son términos que se repelen mutuamente, pero ¿no hablábamos de incoherencia?)… pero se va de viaje de novios durante un mes a Nueva Zelanda. Aclaro que yo también he estado allí, aunque no me he casado y, por supuesto, no soy comunista.
El Chepas criticó a los ministros que se compraban un ático de seiscientos mil euros. Sin embargo, y andando los años, él y su calientacamas se han comprado un casoplón cuyo importe de compra declarado es precisamente el citado (lo de que las condiciones de la hipoteca sean, cuando menos, peculiares, es otro tema), y que por lo visto está edificado en terreno protegido (por aquello de la conservación del medio y demás). Aquí no tengo que aclarar: mi casa no vale semejante pastizal, ni llegó a valerlo en los mejores tiempos de la burbuja inmobiliaria.
La bruja Piruja era algo en la sedicente plataforma de afectados por las hipotecas. No queda claro en condición de qué pertenecía a la misma, puesto que la alcaldesa de la ciudad condal nunca ha tenido un piso en propiedad, por lo que resulta difícilmente concebible que haya sido titular de un préstamo con garantía hipotecaria.
Una interfecta neocom –en realidad, todo lo anterior sólo era para hacer bulto, el verdadero tema de la entrada es éste- adujo haber sido desahuciada. Luego se comprobó que tal desahucio era falso… y que la sujeta esta es ocupa y propietaria de dos coches sin inspección técnica ni seguro (elementos ambos obligatorios, como bien sabemos los que poseemos automóviles).
Lo dicho, un dechado de virtudes, la tiparraca esta…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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