He
de confesar que Pedro Sánchez me plantea un gran interrogante: soy incapaz de
determinar qué clase de psicopatía padece. Tan pronto pienso que sufre de un
complejo de inferioridad mal asumido que le lleva a intentar demostrar a todo
el mundo que es el más guay del universo, como considero que, por el contrario,
padece de un ego hipertrofiado acompañado de una ausencia total de sentido del
ridículo.
Sólo
así se explica que haya publicado unas memorias
en las que, a pesar de aparecer en la portada como autor, declara que no
las ha escrito él, sino otra persona que tuvo que pasar por la ordalía de
escuchar las cintas grabadas por Sin
vocales. Y que, sin asomo de sonrojo, se ufane de que la primera decisión
de su presidencia fue cambiar el colchón de la cama de matrimonio de la
residencia oficial de los presidentes de Gobierno de España para, dijo, no
volverse de la misma condición que su predecesor en el cargo.
Lo
malo es que, como en tantas otras cosas, dctr
Snchz mienta como un bellaco. Su primera decisión no pudo ser la de cambiar
el colchón por la sencilla razón de que ese cambio era una imposibilidad, más
que física, metafísica. Y ello es así porque el colchón, con carácter previo a
la entrada de don Noesno y su señora
en el palacio de la Moncloa, ya había sido retirado.
Lo
de que, como buen (mal) socialista, no coincida con la verdad ni por
equivocación es otro tema…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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