Ya
no son sólo los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad de la opresora
España los que denuncian que el civismo
y pacifismo de aquellos que manifiestan
el anhelo de independencia no son
tales, sino que se trata en general de una turba enfurecida e irracional,
propensa a la violencia cuando no directamente adicta a ella.
No,
ahora son también los miembros de esa policía regional destinada a convertirse
en el embrión de las fuerzas de defensa de una Catalonia independiente los que
destapan las miserias de lo que no ha sido, es y será –al menos, mientras no
cambien las normas- una flagrante violación del ordenamiento jurídico. En efecto,
han sido mozos de escuadra los que, en sede judicial, han detallado los golpes, patadas y puñetazos para impedir
la salida de una comitiva judicial en un registro en Sabadell.
Y
lo del cambio de las normas puede no estar tan lejos si dctr Snchz y sus acompañantes de viaje (de viaje hacia la destrucción
de España) siguen en el poder. Siempre se puede contar con el maricatalino, tan suelto de lengua como
de aceite, para destapar las vergüenzas que los de la mano y el capullo
preferirían mantener ocultas.
Porque
¿qué ha dicho? Que si un sesenta y cinco por ciento de los catalanes pidieran la independencia, habría que negociar. ¿Por qué un sesenta y cinco, o no un
sesenta y cuatro o un sesenta y seis?¿O la mitad más uno? ¿Y de qué? ¿Del
censo, del cuerpo electoral, de los votantes, de los escaños? Demasiadas ambigüedades
de un sujeto nada ambiguo.
Y
mientras, tanto en Ferraz como en Moncloa han manifestado su malestar, diciendo
que les ha dejado con los pelos de punta.
Sin embargo, no sé que le hayan llamado mentiroso,
sólo imprudente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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