Diríase,
por la alegría con la que derrochan el dinero público –que en su concepto, bien
lo sabemos ya, no es de nadie-, que
más que republicanos, los izquierdistas españoles son monárquicos.
Evidentemente,
se trata de hacer un fácil juego de palabras aprovechando la frase hecha del
siempre sabio refranero español. Pero que los gobiernos de izquierdas
despilfarran alegremente persiguiendo (vamos a ser misericordiosos y
concederles el beneficio de la duda) vanas ilusiones es un hecho contrastado e
incuestionable.
Qué
otra interpretación podría tener, si no, el que el gobierno de Sin vocales dispare el precio de la
electricidas y los impuestos para reducir las emisiones de dióxido de carbono…
un ridículo cero coma dos por ciento.
Como
ellos no piensan pagar… y, en cualquier caso, son gente de pocas luces, la
verdad.
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