viernes, 3 de enero de 2020

Judas el miserable

Los socialistas españoles, en los últimos cuarenta años al menos (que son los que conozco de primera mano, y no por referencias históricas) tienen dos notas distintivas cuando ocupan el poder: el uso de los medios públicos en beneficio partidista –en esto, me dirán algunos, no se diferencian del resto de los partidos políticos españoles… o extranjeros, ya puestos-, y la tendencia a igualar por abajo (algo en lo cual son maestros, dado que una de sus leyes, además de la del embudo, es la del mínimo esfuerzo) en lugar de por arriba.
Buena muestra de lo anterior lo hemos tenido en las últimas semanas. Para empezar, el disfuncional Gobierno en funciones decidió intervenir la Junta de Andalucía por los desequilibrios del presupuesto de 2018. Algo en principio no criticable… salvo por el hecho de que la Ministra que interviene es la misma que diseñó el presupuesto regional cuando era consejera de Hacienda. El ejecutivo regional actual, en cambio, ha demostrado con los hechos, y no con la mera retórica, que hay una manera distinta de hacer las cosas y que en Andalucía se puede funcionar de un modo que ni implique subvenciones.
La cosa es, además, más grave en términos de agravio comparativo, puesto que hay otras comunidades autónomas –creo que la socialcomunista Valencia y, de esta otra estoy seguro, la golpista Cataluña- cuya desviación presupuestaria es más alta, en términos tanto relativos como absolutos, que los de Andalucía.
Pero es que, además, está el caso de Madrid. Una región en la que los socialistas no catan poder desde hace ya un cuarto de siglo, o casi, y que es una muestra palpable –algunos que yo me sé, caso de leer este blog, cosa que dudo, traerían a colación el tema de las corrupciones; pero a esos me limitaría a contestarles que habló de putas la ‘Tacones’, porque más corrupción había en Andalucía y mira cómo la dejaron cuatro décadas de socialismo- de cómo se puede gestionar bien una comunidad autónoma. Y como eso les jode, y mucho, han empezado el castigo fiscal a Madrid, reduciendo su financiación en 54 millones de euros. Lo próximo sería armonizar Sucesiones y Patrimonio; pero no suprimiéndolos, que sería en justicia (en relación con los contribuyentes) lo que habría que hacer, sino subiéndolos hasta el nivel en que se encuentran las regiones gestionadas por los socialistas y sus aliados.
El título que encabeza esta entrada es el primero que se me ocurrió. Lo he mantenido aunque luego se me ocurrió otro mucho más ajustado a la realidad y que retrata nítidamente al personaje: hijo de la grandísima puta.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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