Una
de las razones que llevaron al fracaso de la Primera República española fue el
localismo exacerbado o, como se dio en llamar, el cantonalismo. No sólo las
regiones se declaraban autónomas, sino que hasta en las provincias e incluso
las comarcas nacían ínfulas de secesión e imperialismo.
El
epítome de todo esto fue Cartagena, cuyo cantón no sólo se proclamó
independiente, sino que incluso declaró
la guerra a los territorios vecinos. Como todo lo demás relacionado con el
primer experimento republicano en la piel de toro, terminó tan deprisa como
comenzó.
Sesenta
años después, las cosas seguían más o menos igual. Es decir, no a cualquier
población –iba a escribir poblacho,
pero lo mismo me está leyendo algún cartegenero y se me molesta- le daba por
declararse independiente, pero sí a los que desde entonces, en cuanto se ha
aflojado un poco la mano (que es otra manera de decir que durante el franquismo se estuvieron bastante calladitos), han constituido un grano en el culo de la integridad
territorial patria: es decir, a los secesionistas en Vascongadas y Cataluña.
Todo
ello con la habitual connivencia, cuando no directamente apoyo y complicidad,
de la izquierda en general y de los socialistas en particular. En Cataluña, el maricatalino culebrea haciendo guiños a
los secesionistas (este pánfilo todavía no se ha enterado que entre el original
y la copia –copia mala, además-, los separatistas siempre optarán por el
original) e incluso se atreve a poner número a las naciones que, según él, integran España (aunque no las ha
enumerado, que yo sepa).
Mientras,
en Vascongadas uno de los dirigentes de la franquicia regional socialista
afirmaba, tan tranquilo, que Castilla La Mancha es una nación. Y claro, semejante afirmación no podía por menos –evidentemente,
no creo que haya una relación de causa a efecto entre lo anterior y lo que
sigue, pero a efectos de redacción queda… bueno, eso, efectista- de excitar los
adormecidos aires identitarios de León, que sostienen que su unión con Castilla
en una comunidad autónoma es algo artificial
(o calificativo semejante, creo recordar, pero ¿qué institución humana no
es artificial, quizá excluyendo la familia?) y que les perjudica.
Eso
sí, para la nueva región leonesa
cuentan con las provincias de Zamora y Salamanca, aunque no consta que en el
ayuntamiento leonés hayan consultado a los de sus vecinas capitales de
provincia. Y en cuanto a lo de justificar su reclamación en que hace mil años
existía un reino de León, y que las
demás regiones pueden tener un derecho igual
pero no superior, se olvidan al parecer de Asturias, cuya existencia como
reino precede en unos cuantos siglos al de León (ya se sabe, Asturias es
España, y el resto es tierra reconquistada).
Y
aunque en la capital de provincia populares
y pomelos mostraron sensatez y
votaron en contra de la iniciativa, en otros tres pueblos los concejales del
partido de la gaviota apoyaron mociones favorables a este dislate.
Con
lo que queda demostrado que no es que la estupidez vaya por barrios, sino que
va por todos los barrios.
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