miércoles, 8 de enero de 2020

Runaways

De todas las series de superhéroes que ha habido en la televisión, ésta era de la que menos conocimiento tenía sobre su fuente impresa. Poco más que la premisa, la de un grupo de superhéroes adolescentes cuyos padres son un grupo de criminales. Y eso era todo.
Por lo tanto, casi todo lo que he visto en las tres temporadas –y cortas, además- que ha durado la serie me ha resultado desconocido, y además no he percibido desviaciones de la fuente escrita (básicamente porque, como digo, la desconozco). La serie me ha resultado entretenida, y según escribo caigo en que es una especie de Sensación de vivir (salvando las distancias, claro) con superpoderes.
Tampoco está demasiado claro el tono de la trama, oscilando entre la ciencia ficción –tecnología, extraterrestres- y la pura fantasía –brujería-, y a veces combinando ambas. Por otra parte, el final, aunque abierto, se intuye un poco apresurado, quizá por el afán de Disney de circunscribir a su propia plataforma televisiva todas sus series de superhéroes (lo que explicaría perfectamente el cierre de la serie hermana de ésta, Capa y Puñal, como de las de Netflix, algunas de las cuales eran éxito de crítica y público).
En relación con esto último, es curioso comprobar como DC, que de momento fracasa estrepitosamente en crear su propio universo superheroico cinematográfico, ha decidido obviar su mucho más exitoso y cohesionado universo superheroico televisivo, en el que cada superhéroe es perfectamente consciente de la existencia de los demás y en el que incluso parece que integrarán a la serie más longeva de todos, Smallville, o al primer Flash.
Y es que, no por nada, los de DC fueron los inventores de las Tierras (o los Universos) alternativas.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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