domingo, 12 de enero de 2020

Política de degenerados

Sin vocales no es sólo el político más cortoplacista que ha parido madre. Es también, y con gran diferencia, el político con menos escrúpulos y menos vergüenza que ha habido en España desde, probablemente, Fernando VII. Y eso, en un partido como el PSOE, es ya decir mucho.
Durante el debate de investidura, Pdr Snchz dio sobradas muestras de lo que acabo de decir. Para empezar, ese charnego cuyo apellido le retrata a la perfección se jactó de que su partido, los ierreceos, han conseguido sentar al PSOE en una mesa de diálogo sin vetos, con reconocimiento mutuo, un calendario y una consulta al pueblo de Cataluña (que tengan cuidado con esto último, que los referendos los carga el diablo… y, si no, que le pregunten a David Cameron). ¿Se le movió una ceja al candidato a presidente? Quiá, por él como si se hacían aguas mayores en toda su familia, a él lo único que le interesaba era asegurarse que la formación golpista no supondría un obstáculo para conseguir su investidura, y para ello estaba dispuesto a tragar carros, carretas y hasta una caravana de pioneros del Oeste entera, con indios atacando o sin ellos.
Al día siguiente, la representante del partido político etarra (uno se pregunta si es que esa ideología sólo admite mujeres feas o si es que la cara es el espejo del alma… tomando esta última palabra en un sentido muy amplio) calificó de autoritario el discurso de Su Majestad el Rey don Felipe VI (que Dios guarde muchos años) el día 3 de Octubre de 2.017, tras el golpe de Estado en Cataluña. La tercera autoridad del Estado no reaccionó; la segunda, en funciones, lo que hizo fue agradecer su intervención a la portavoz de ETA por tender la mano para la agenda social porque Vacongadas ha sufrido mucho en los últimos años, añadiendo que ellos defenderán el Estado autonómico y van a ser un valladar frente a las veleidades recentralizadoras y negacionistas y reivindicativas de un Estado centralista que precisamente ha traído deterioro en otras épocas. Para rematarlo con que no se puede diferenciar entre cuáles son los vascos buenos y malos en función de su afinidad o alineamiento con los sentimientos nacionales que puedan tener las distintas fuerzas políticas.
Vamos a ver, hijo de mil padres: lo que determina si un vasco –y, ya puestos, un español o incluso cualquier ser humano- es bueno o malo –por emplear tu propia jerga- no es su afinidad o alineamiento con los sentimientos nacionales que puedan tener las distintas fuerzas políticas, sino el hecho de si defiende o no sus ideas por medios pacíficos (los buenos) o no (los malos), y de si condenan (los buenos de nuevo) o no (los malos otra vez) los crímenes de lesa humanidad cometidos en defensa de esos sentimientos nacionales.
Para decirlo claramente: la malparida que en mala hora habló en la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados es una vasca mala. Y tú, por seguirle el juego, eres un mal español y un despojo humano.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: