lunes, 1 de junio de 2020

Condenar al mensajero

Hace ya muchos años que el que fuera alcalde de Jerez, el inefable Pedro Pacheco, sintetizó la situación de la aplicación de la Ley en España en cinco palabras: la Justicia es un cachondeo (aunque me imagino que la última sonaría cashondeo).
En realidad, es reírse por no llorar. No porque la Justicia sea ineficaz o risible, sino porque la venda que debería tapar sus ojos y hacerla verdaderamente imparcial parece estar levantada por uno de los lados. Por el izquierdo, concretamente.
Porque resulta verdaderamente de traca el que hayan condenado al sindicalista que destapó la corrupción de UGT-Andalucía a 2 años de cárcel por revelación de secretos. Para la juez que lo ha condenado, resulta más importante el que los archivos y ficheros que copió el condenado contuvieran información reservada y sensible (¡toma ya! Y tan sensible) del referido sindicato, entre la que se encontraban facturas emitidas por diversos proveedores, que el que los datos hicieran referencia a determinados porcentajes repercutidos a proveedores y no declarados ante la Administración por el sindicato y el encargo de facturas simuladas, que estaban siendo objeto de investigación por la presunta financiación ilegal del sindicato.
Naturalmente que se revelaron secretos: los delincuentes, en general, no van pregonando sus delitos a los cuatro vientos…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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