viernes, 12 de junio de 2020

Qué bien les conocías, amigo Eric...

Todos los tiranos de izquierdas han seguido la misma táctica: prometer dar el poder a la gente, al pueblo o al lucero del alba pero, una vez instalados en la poltrona, han agarrado bien fuerte las riendas del poder, dispuestos a no soltarlas nunca. From my dead cold hands, Mr. President, como dijo Charlton Heston en una asamblea de la Asociación Nacional del Rifle cuando se planteó la posibilidad de la restricción a la libertad de llevar armas en Estados Unidos.
Lo hizo Lenin, lo hizo Stalin, lo hicieron los de sus satélites (los gobernantes de los satélites tenían las riendas del satélite… y el Kremlin las riendas de los gobernantes; y si no, que se lo digan a Checoslovaquia, Hungría o Polonia), lo hizo Mao, lo hizo Castro… y, sin muertos de por medio (todavía y que sepamos) lo está haciendo el Chepas.
Cuando nació el llamado movimiento 15-M (es curioso un movimiento cuyo rasgo más llamativo era, precisamente, estar quietos en un sitio), se crearon los llamados círculos, en los que todos discutían de todo. Aquello era, naturalmente, una jaula de grillos (y dado el escaso nivel de higiene corporal de los ocupantes de la vía pública, también de pulgas, piojos y garrapatas, probablemente), por lo que poco a poco se fue estableciendo una estructura más, digamos, tradicional.
Seguían siendo varios los que decidían. Sin embargo, como en Rebelión en la granja -resulta forzoso referirse a Orwell cuando uno habla de la toma del poder por los comunistas-, poco a poco el poder se fue concentrando en menos manos, hasta que finalmente se ha concentrado en sólo dos: la derecha y la izquierda del hijo del terrorista.
En el marco de la tercera asamblea ciudadana estatal neocom, Junior fue reelegido al frente de la banda con el noventa y dos por ciento de los apoyos. Un respaldo muy respetable… si no tenemos en cuenta que el número de votantes no alcanzó el once por ciento de los inscritos. Es decir, que de cada cien inscritos neocom, sólo diez apoyan al marqués de Galapagar; uno no le apoya, y a los otros ochenta y nueve se la trae floja.
En esa asamblea también se aprobaron los documentos organizativo, político, ético y de feminismos (no sabía que hubiera varios feminismos), se acabó con la prohibición de ocupar varias responsabilidades dentro del partido o en las instituciones -si esto no es un paso más hacia la concentración de poderes y cargos, que baje Marx y lo vea-, y se incluyó en el nuevo código ético (qué risa, tía Felisa, un comunista hablando de ética) que los mandatos de los cargos internos, incluido el del mandatodo, puedan durar más de los doce años fijados ahora como límite, si lo permiten los militantes en una consulta.
Como novedad también figuró la eliminación de los tres salarios mínimos interprofesionales —además de complementos por personas a cargo— como medida para limitar los sueldos de los miembros de Podemos, que la formación morada lleva aplicándose —y haciendo de ello una de sus señas de identidad— desde que nació en 2014. A partir de ahora, los cargos neocom seguirán donando parte de sus sueldos, pero la cantidad ya no estará determinada por esta medida de los tres SMI, sino por un sistema de porcentajes, que variará en función de las responsabilidades asumidas. Que dar dinero está bien, pero tampoco hay que pasarse; vamos, digo yo.
En cuanto al modelo organizativo, Junior introdujo por primera vez en los estatutos una nueva figura de persona militante (¿mil y un tontos?), con obligación de pagar cuota para ser integrante de pleno derecho (se acabó lo de participar by the face, a ver qué nos habíamos creído) y también planteó un nuevo diseño territorial de la organización, en el que propuso crear nuevas estructuras provinciales y municipales, que sustituyan a las actuales.
Hacia la república plurinacional… de su casa.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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