miércoles, 24 de junio de 2020

Es su naturaleza

Cuando el Generalísimo todavía vivía, la izquierda española mostraba comprensión con los asesinos del hacha y la serpiente, la capucha y la boina; al fin y al cabo, luchaban contra un dictador ¡y de derechas, además!
Difunto ya el Caudillo, hubo dirigentes que no tenían reparo en ir en manifestaciones en los que el lema era (traduzco: los que me leen ya deben saber que, en general, utilizo el español siempre que puedo) Viva Vascongadas libre.
Ya en el poder, los de la mano y el capullo negociaron con los asesinos. Negociaron, aunque mataran: guardias civiles, policías, militares, civiles, niños y prácticamente cualquiera que pasara por allí. Probaron también la guerra sucia, pero torpes como son, o atacaban a quien no debían, o los esbirros que eligieron prefirieron gastarse el dinero yéndose al casino.
Siguieron negociando cuando perdieron el poder, a pesar de estar firmando un pacto de Estado que era, teóricamente, por las libertades y contra el terrorismo. Negociaron -y lo negaron- cuando detentaron -los que me conocen saben también que suelo decir lo que quiero decir, así que el verbo empleado no es baladí- de nuevo el poder, aunque hubiera muertos encima de la mesa.
Cuando los asesinos dejaron de matar, la izquierda dijo que habían sido vencidos. Como la coincidencia entre un izquierdista español y la verdad sólo se produce por error o por casualidad, mentían. Eran los asesinos los que habían vencido, y los españoles de bien los derrotados.
Y aunque Sin vocales dijo que no pactaría con los terroristas -ni con los golpistas catalanes, ni con los neocom, ni con…-, lo hizo. ¿Su recompensa? Que sus aliados han llenado Vascongadas de puntadas en las que llaman al PSOE asesino.
Mira, por una vez, la izquierda y la verdad coinciden.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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