lunes, 18 de julio de 2016

Aclarando, que es gerundio

Algún avispado procedió, hace tiempo, a comercializar unas camisetas de fútbol de color blanco, con un escudo redondo en el que aparecían las letras eme, ce y efe, y que en el cuello llevaba el trapito republicano tricolor. El Real Madrid, vaya usted a saber por qué, planteó una denuncia por infracción de la propiedad industrial que fue desestimada, desestimación que ahora ha sido recurrida ante la Audiencia Provincial.
El juez que rechazó la denuncia lo hizo basándose en que las camisetas no son confundibles (para un ciego, quizá), y además reprochó al club merengue que no supiera distinguir los valores antagónicos que diferencia a la monarquía de la república.
Como yo sí sé distinguirlos, me voy a permitir señalar algunos de esos valores antagónicos. La monarquía, por definición, es de todos, y acoge en su seno incluso a quienes quieren derribarla o destruirla; la república (de izquierdas, de aquí en adelante), en cambio, es excluyente y no tolera la disensión. La monarquía, antes que provocar un baño de sangre, prefiere renunciar (al menos, de palabra); la república se encastilla y busca mantenerse como sea y al precio que sea. La monarquía acepta unos resultados electorales que no le son contrarios pero que parecen mostrar una cierta corriente de opinión; la república, cuando los resultados le son contrarios, monta una revolución para asir el poder al que cree tener derecho ontológico, y monta un pucherazo en los siguientes comicios para dar a ese asimiento una apariencia de legalidad. La monarquía traga carros y carretas; la república amenaza de muerte en sede parlamentaria a quienes la critican, y los asesina en la calle con nocturnidad y alevosía.
Hablamos, naturalmente, del caso español. En otros países las cosas no son tan acentuadas, pero sí muy parecidas (Italia y Grecia, por ejemplo, no han permitido a los miembros de sus familias reales regresar a su patria hasta fechas relativamente recientes).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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