Los secesionistas catalanes saben poco de filosofía clásica, ya que confunden lo esencial con lo accidental, y piensan que cambiando lo segundo modificarán lo primero.
Esta es la única explicación que se me ocurre para justificar el sarao de hace diez días, en el que el partido de Jorgito Poyuelo y Arturito Menos celebró un congreso de defunción / creación / refundación en el que se trataba de decidir el nuevo nombre de la formación (y no el nombre de la nueva formación, puesto que el partido concitaba lo más rancio del último medio siglo en esa esquinita de España, que diría el calvo meacolonias).
Se trataba de decidir entre Más Cataluña o Catalanes convergentes. Sin embargo, los militantes demostraron saber más de metafísica que sus líderes, y rechazaron ambos nombres, decidiéndose finalmente por Partido Demócrata Catalán.
Al modo de República Democrática Alemana, imposible decir más mentiras en menos palabras…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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