Los
totalitarios, sean del signo que sean, suelen emplear la doble vara de medir,
el doble rasero o la ley del embudo, que por esos tres nombres puede designarse
la conducta que consiste en criticar en los demás lo que uno mismo practica.
Así,
el órgano censor catalán (pues eso y no otra cosa es el Consejo Adiovisual
Catalán, que podríamos abreviar como Caca)
considera que quemar un ejemplar de la Constitución española queda amparado por la libertad de expresión. Lo mismo ocurre en esa región de España (y en otra,
un poco más hacia el Oeste) cuando se quema la bandera nacional o retratos del
Jefe del Estado.
Probablemente,
si lo que se quemara fuera el sedicioso estatuto de autonomía (habría que
esperar más, es un tocho bien gordo), o el trapito estrellado, o un retrato de Jorgito Poyuelo, Arturito Menos o la Click de
Famobil, o si uno (metafóricamente) hiciera aguas mayores en sus
respectivas progenitoras, la reacción de esa Gestapo necionanista sería otra muy diferente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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