miércoles, 13 de julio de 2016

Ya empezamos

Los llamados partidos nacionalistas en España (propiamente habría que llamarles regionalistas, para evitar confusiones), sobre todo PNV y CyU (RIP), fueron presentados en los años ochenta y noventa del pasado siglo como garantes de la gobernabilidad (sic) del país.
Sin embargo, dichos partidos no eran garantes de nada. Al modo de modernos Duguesclines, no quitaban ni ponían reyes (aunque sí gobiernos), ayudando a quienes les pagaran… y a un precio muy alto. En la última legislatura cuatrienal, la mayoría absoluta de los populares hizo innecesario el recurrir a estos partidos. Sin embargo, los resultados de las dos últimas elecciones generales, con un ganador claro (el PP) pero sin una mayoría nítida, han revigorizado a estas formaciones.
En crisis y de capa caída los regionalistas catalanes, han sido los vascos quienes han dado el primer paso. Quizá queriéndose asegurar un eventual apoyo en sus propias elecciones regionales –a celebrar este otoño- ante el avance de terroristas y neocom, han planteado la posibilidad de apoyar a Rajoy, pero dejando claras sus exigencias: quieren un estado plurinacional (estos mamelucos no se enteran de que un Estado plurinacional se construye de abajo hacia arriba, y no se fabrica de arriba abajo) y la transferencia de las competencias en materia penitenciaria.
Sin estar completamente seguro de que esto último sea constitucionalmente posible, tal concesión implicaría, de facto, entregar la llave de las celdas de los asesinos todavía en prisión.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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