A punto
de salir para Italia (cruzo los dedos, porque escribo esto antes de salir, y no sería el primer viaje de este año que se
frustra en el último momento) me encontré con la noticia (por una vez, la oí en
la radio antes de leerla en la prensa) de que Pedro, el jugador canario que
militando en las filas del Farça
había marcado goles en todas las competiciones el año que ganaron el sextete, había declarado que no le compensaba ir a la Selección Española si
luego no tenía continuidad (es decir, ir como teórico suplente o, como dijo él,
a hacer grupo).
Aunque
luego quiso matizar sus palabras, en lo básico se mantuvo en sus trece, dijo
que no estaba arrepentido y que no creía que fuera para tanto. En esa misma
línea se manifestó Piqué, arremetiendo contra la prensa –hacéis una noticia de una cosa que parece la rehostia y no lo es- y
soltando una de esas perlas que luego hace que le vayan pitando por los campos
de España (esto es fútbol y no unacompetición de patriotismo).
Mucho
mejor respuesta ha dado un tal Joselu –canterano del Real Madrid que juega en
Inglaterra, al que no tenía el gusto de conocer pero que desde ya me cae
estupendamente-, que ha dicho que si el canario no quiere ir, hay muchos que
estarían encantados de sustituirle, aunque fuera limpiando botas.
Vayamos
por partes. A diferencia de un equipo de fútbol, donde estás (básicamente)
porque te pagan (que sientas o no los colores es otro tema), a la
selección vas porque quieres defender a tu país. El independentista Olegario no
se sentía español (aunque lo fuera) y se borró voluntariamente (aunque parece
que nunca pensó nadie en llamarle), a diferencia de sus coterráneos Meacolonias, Charnego y Shakiro, que
aparentemente tampoco se sienten españoles pero que no han tenido inconveniente
en jugar para el país al que detestan (sobre todo los dos primeros) porque es
mejor escaparate que quedarse en casa o jugar pachanguitas navideñas.
Y,
mira tú por dónde, las reglas del fútbol establecen que en el campo sólo puede
haber once jugadores (diez, si descontamos al portero), por lo que, a priori,
la mitad del equipo es de suplentes. Y todos, titulares y suplentes, entrenador
y resto del cuerpo técnico, lo que deben es precisamente hacer grupo. El resto es endiosamiento y ganas de tocar las narices.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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