Las
actividades de la llamada semana del
orgullo gay (más fácil resumirlo en una palabrita que emplear las sesenta y
tantas identidades sexuales que no
son las dos normales y corrientes –hombre heterosexual, mujer heterosexual- de
toda la vida) son cada vez menos de autoafirmación y cada vez más de un espectáculo
chabacano, de mal gusto y profundamente intolerante. Un montón de personas se
visten como mamarrachos (por no decir como profesionales del sexo mercenario, y
no del de lujo precisamente), dejan una masa ingente de porquería allá por
donde pasan y se dedican a insultar y ofender, no a quienes no piensan como
ellos, sino más bien a quienes saben que no se defenderán.
Es decir,
que buscan ofender a los católicos. A esos mamarrachos jamás se les ocurriría
presentar a Mahoma besándose con Alá, o con Alí. Saben perfectamente que los
musulmanes son gente con muy poco sentido del humor; con nada, en lo que se
refiere a temas religiosos, y que no tienen ningún escrúpulo en mandar al otro
mundo a quienes ellos consideren que lo merecen.
Así pues,
que los organizadores de la mamarrachada de este año, repitiendo la costumbre
de los anteriores, han ofendido los sentimientos religiosos de los católicos;
algo que, ya se sabe, sale gratis en España. Además, han vetado para su
desfilito al partido más votado en España ; algo de lo cual deberían alegrarse
los populares, porque cuando alguien
entra en un estercolero, lo más lógico es acabar de mierda hasta las cejas.
Para
remate, el ayuntamiento de Getafe, por iniciativa de los partidos de izmierda,
ha presentado una moción en la que se describe el perfil del homófobo: varón
blanco, heterosexual, cisexual (aquel que no es transexual), de clase media o
alta, sin diversidad funcional, joven, delgado y perteneciente a la fe
mayoritaria. Entiendo casi todos los términos empleados (salvo lo de sin diversidad funcional, que no sé qué
carajo es), y podría incluírseme en la mayoría, salvo lo de joven (la juventud es algo que, como
dicen, se cura con la edad) y delgado (ya me gustaría, pero el dónut que
recubre la tableta de chocolate es muy difícil de eliminar).
Me
despediría con un que les den, pero
es que probablemente les gustaría…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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