Cuando
se empezó a legalizar el sedicente matrimonio homosexual (a lo que me opongo,
sobre todo, es a que se le llame matrimonio),
mi comentario fue: ¿y qué pasa con
Agamenón y su cabra? (para entender el comentario hay que haber escuchado
las canciones de La Trinca en los
ochenta).
Bueno,
pues el pastor y su rumiante ya pueden emigrar a Canadá, donde les comprenderán
perfectamente, porque el Tribunal Supremo de aquel país ha legalizado el sexo con animales si no hay penetración.
Lo que me lleva a pensar que estos entienden por relaciones sexuales más o menos lo mismo que Bill Clinton.
Esto
sí que es el acabóse de la civilización occidental, y lo demás son pamemas…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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