viernes, 16 de agosto de 2024

Dime de qué presumes…

La talla política, intelectual y hasta humana de los sucesivos integrantes del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer va cuesta abajo y sin frenos.

Uno de los ejemplos más notorios (hoy toca usar la palabrita) de lo que digo es el caso del ninistro de Transportes, en Pitecanthropus pucelensis, un espécimen que viene a constituir, según dicen, el ejemplo más depurado, la destilación más fina, de ese elemento conocido como chulo de barra de bar.

No se sabe si se mete en todos los charcos por voluntad propia o por mandato del psicópata de la Moncloa, pero el hecho es que lo hace. Como dice el dicho, nunca deja pasar la oportunidad de dejar pasar la oportunidad de abrir la bocaza.

En el ámbito propio de sus competencias -porque entre sus opiniones sobre toxicomanías, política internacional, separatismo, constitucionalidad y rastreo de tuits críticos, parece que ha encontrado un huequecito para encargarse de aquello por lo que se le paga un buen sueldo-, la última ha sido presumir de una auténtica revolución ferroviaria y alardear de liderazgo en seguridad y puntualidad en la materia… más o menos al mismo tiempo que se producía un colapso ferroviario en la estación de Chamartín, con un tren averiado en el túnel que la une con la de Atocha y los viajeros teniendo que romper las ventanas para sobrevivir en un ambiente a cuarenta grados centígrados.

La revolución pendiente, que dijo alguno que no he conseguido determinar con precisión…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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