Salvo error u omisión por mi parte, no existe un país confesionalmente islámico que sea una verdadera democracia. En cambio, hay un solo país confesionalmente judío, y es una democracia. Y mientras que Israel reconoce el derecho a existir de todos y cada una de las naciones, sean musulmanas o no -Palestina incluida-, más de un país musulmán, y más de dos, tienen como objetivo irrenunciable borrar a la patria de los judíos de la faz de la tierra.
Parecería por tanto lógico el que una
democracia occidental se pusiera del lado de la estrella de David y no de la
media luna. Sin embargo, la izquierda europea, del fascismo y el
nacionalsocialismo -nunca se repetirá lo bastante que ambas ideologías nacieron
en la izquierda- para acá han sido siempre feroz, furibundamente antihebreas. Da
lo mismo que sean sedicentemente democráticas o abiertamente autoritarias, los
marxistas detestan a los seguidores de la religión predicada por Moisés… lo que
no deja de ser irónico, puesto que el tuercebotas (y jeta vocacional) de su
fundador ideológico era judío.
Y como pocos gobiernos occidentales
pretendidamente democráticos hay más escorados a la izquierda que el
desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer en España, no
es de extrañar que la televisión pública estatal retransmitiera por YouTube el funeral por el líder de Hamas eliminado por Israel.
En realidad, ojalá retransmita muchos más funerales como ese: significaría que la hidra terrorista se estaría quedando sin cabezas.
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