Hace ya bastante tiempo que vaticiné que el psicópata de la Moncloa sería literalmente capaz de cualquier cosa o concesión para seguir detentando el poder tanto tiempo como pudiera.
Los hechos me han dado la razón. Vez tras
vez, concesión tras concesión, genuflexión tras genuflexión, ha aceptado todas
y cada una de las condiciones que los enemigos internos o externos de España le
han impuesto para no descabalgarle.
La última, de momento, ha sido firmar un
preacuerdo con los ierreceos para lo que llaman un concierto económico solidario
a cambio de los votos necesarios para investir al filósofo perico como
presidente del consejo regional de gobierno de Cataluña.
La única esperanza que nos queda es que la palabra del psicópata vale menos que su tesis doctoral.
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