Dicen de Walt Disney que era racista y hasta filonazi. Si ahora levantara la cabeza -de la cámara criogénica en la que dicen que está conservado-, probablemente se llevaría un buen susto, al ver que la compañía que él fundó ha virado hacia el lado opuesto del espectro ideológico, encabezando o poco menos eso que se llama cultura woke.
Por otra parte, parecen incapaces, en
ocasiones, de tener ideas originales, y se lanzan a hacer versiones con actores
de sus clásicos animados. Y tan pronto presentan una sirena mulata -con
hermanas de todas las razas, lo cual dice bastante poco de la continencia
sexual del monarca submarino interpretado por Javier Bardem- como hacen una versión
de Blancanieves y los siete enanitos sin enanos… para no ofender a los
enanos.
Naturalmente, el tiro les ha salido por la culata, porque buscando no molestar a nadie es inevitable que acabes incomodando a alguien.
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