Enlazando con la entrada anterior, el juez instructor no para de demostrar que tiene muy bien puestas… las puñetas. Ateniéndose al ordenamiento jurídico, lo aplica sin miramientos ni consideraciones a quien tenga enfrente.
Es, en definitiva, un ejemplo paradigmático
de lo que es la separación de poderes. Y si el abogado de la pareja del
psicópata de la Moncloa llega tarde a la declaración del rector de la
Universidad Complutense, se le deja fuera de esa declaración.
Y punto.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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