En el volumen que cierra la trilogía de Hereje en la Fuerza, el escenario queda planteado para el desenlace de la saga de La Nueva Orden Jedi.
No sólo llegan los jedi a Zonama Sekot -un
buen reciclaje de una de las, aparentemente, novelas más estrafalarias surgidas
tras las precuelas, con sus naves vivientes y demás-, sino que la conspiración
de Nom Anor va avanzando (a trompicones), y se produce la fusión de las dos personalidades (la
innata y la implantada) de Tahiri Vela.
Leyendo el volumen -un volumen con una traducción francamente mejorable: no sólo hablan continua (y no uniformemente) de espadas de láser y pistolas de láser, sino que nombran unos personajes por otros-, me resultó imposible no acordarme, al ver la descripción de la especie nativa de Esfandia, de las formas de vidas que Carl Sagan postulaba en Cosmos para las atmósferas de los gigantes gaseosos.
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