El psicópata de la Moncloa se encaramó al poder prometiendo muchas cosas para regenerar la política; entre ellas, transparencia a ultranza.
Lo que
ocurre es que, como suele pasar con los de la mano y el capullo, le dan un
significado peculiar a las palabras (algo que ya predijo Eric Blair en su 1.984). Para ellos, transparencia es algo así como os cuento lo
que me parece del modo que me parece, y del resto no me preguntéis porque no os
lo voy a contar.
Es lo
que ocurre con el crédito que el psicópata de la Moncloa ha tenido a bien
conceder al moro gurrumino: el Instituto de Crédito Oficial oculta los
intereses del mismo, escudándose en que podría resultar perjudicial para las relaciones entre
ambos países. De acuerdo, pero sólo una precisión.
El crédito no es de Sánchez, es de todos y cada uno de los españoles. Y yo, al menos, quiero saber qué se hace con mi dinero.
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