Según Máximo Huerta, cuando fue a presentar al psicópata de la Moncloa su dimisión como ministro de Cultura, el ególatra no le dejó hablar y se mostró únicamente preocupado por cómo pasaría a la Historia.
No voy a hablar de Sin Vocales porque
todavía ejerce un puesto de responsabilidad, aunque tenga meridianamente clara
cómo va a pasar a la Historia… si es que queda alguien para recordarla y no se
instaura algo parecido a la distopía orwelliana. Pero sí de la marquesa de Villa
Tinaja, esa que promocionó en política gracias a que compartía lecho con el
líder máximo de los neocom y que, cuando detentó un puesto en el que sus
decisiones tenían efectos reales y mensurables, demostró los peligros de hacer
en política el equivalente a entregar una ametralladora a un primate.
Ahora, dado que los cada vez mas capitidisminuidos
neocom han decidido pegarse un tiro en el pie designándola como
candidata a la presidencia del Gobierno -pasando por encima de la secretaria
general Juanita Petarda, a la que a buen seguro la decisión habrá sabido a cuerno
quemado (siempre me he preguntado quién demonios tendría la ocurrencia de
probar un cuerno quemado)-, está claro cómo pasará a la Historia, aunque no
haga nada más en toda su vida.
Como una persona que ha liberado a violadores. Tal cual.
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