viernes, 23 de mayo de 2025

Proceso al proceso (660)

Un movimiento que busque subvertir la legalidad constituida ya es bastante grave. Pero es todavía peor cuando son las propias instituciones las que conspiran contra el ordenamiento dentro del cual se desenvuelven.

Y eso es lo que ocurrió en Cataluña con el butifarrendum II (el primero no pasó de ser una mamarrachada), que fue el propio consejo regional de gobierno y la asamblea legislativa regional la que, dirigidas por los secesionistas, proclamaron la independencia de una república que nunca llegó a existir.

Hace unos meses, el filósofo perico fue investido presidente del consejo regional de gobierno. En esas fechas, uno de sus predecesores, el huido Cocomocho (el mismo que proclamó la independencia y luego salió por piernas -es un decir, iba oculto en el maletero de un coche- rumbo a Waterloo) se paseó por Barcelona para rebuznar sus proclamitas. Y se paseó como Pedro por su casa, sin que las fuerzas del orden hicieran, aparentemente, el menor esfuerzo por detener a un prófugo de la Justicia.

Y hace mes y medio se supo que pudo hacerlo porque la cúpula de la policía regional se conjuró para no detenerlo.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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