Leyendo
los titulares de las noticias sobre la segunda jornada del debate de
investidura saco una serie de conclusiones… conclusiones a las que llego porque
mis prejuicios me impelen a ver las cosas de una determinada manera y no de
otra:
- Junior es un demagogo de marca mayor. Sólo a un miserable como él se le ocurre, a estas alturas, dividir a España entre los suyos que no traicionan sus principios (habría que ver qué principios son esos: defender a dictadores, cobrar de dictadores, defraudar a Hacienda, ser eruditos a la violeta…) y los que fueron fundados por ministros de la dictadura.
- Parlamentariamente, Rajoy funciona mucho mejor a la contra. Fue un gran líder de la oposición (parlamentariamente hablando) y, en los debates desde que es presidente, da su verdadera talla de orador cuando tiene que contestar a sus adversarios (desaparecida Rosa Díaz, quizá Alberto Rivera podría ocupar el lugar de blanco de sus desplantes, pero si sale adelante la investidura nos quedaremos sin saberlo, al menos de momento). No es de extrañar, por lo tanto, que haya triturado a Junior (la expresión no es mía), para lo cual tampoco hay que correr demasiado, porque el de la coleta es poco más que un mitinero chillón cuyo discurso no resiste el más mínimo análisis serio, como ha quedado demostrado cada vez que un periodista, de derechas o de izquierdas, le ha apretado un poco las tuercas. Tampoco es de extrañar que cuando tiene que reaccionar le salga la retranca gallega, que tanta gracia nos hace a los de su cuerda y tan poca, me supongo, a los de la contraria.
- Los necionanistas ven conjunciones planetarias, que diría Masturbito, hasta en la sopa. Sólo así se explica que el Muy Flequillable mencione, como punto más destacado del discurso de ayer de Rajoy… que la referencia a Cataluña se produjo exactamente a las cinco y catorce minutos de la tarde (diecisiete horas y catorce minutos en horario de veinticuatro horas).
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!