Ahora
que se ha consumado el desastre, muchos echan la culpa a éstos o a otros. Sin embargo,
la situación presente y previsiblemente futura en Cataluña no es algo que venga
de la campaña electoral, de la aplicación del artículo 155 de la Constitución,
del golpe de Estado del 1 de Octubre o del proceso.
No, la cosa viene de antes, de mucho antes.
En
primer lugar, ¿cómo están las cosas?. Pues, según los titulares, así:
- Ciudadanos
ha sido la fuerza más votada y con más escaños.
- Sorprendentemente,
la lista de Cocomocho ha sido la segunda más votada. No los extintos convergentes, sino la versión 2.0 de Juntos por...
- Los
independentistas han conseguido, en conjunto, casi doscientos mil votos más que los constitucionalistas. Supongo que es gracias a esto que Cocomocho ha dicho que la
república catalana ha ganado a la monarquía del 155.
- El
Partido Popular se ha pegado un batacazo de proporciones históricas. No sólo es
la fuerza con menos representación en la asamblea legislativa, sino que es casi
residual: se van al grupo mixto… ¡con los Clicks Unidos de Playmobil!
- Mientras
que la huida parece haberle sentado de maravilla al del corte de pelo inefable,
el partido del estrábico con sobrepeso no ha sido ni primero ni segundo. Hace no
tanto se perfilaban como la fuerza más numerosa, no sólo entre los
secesionistas, sino en toda la cámara, y ahora se han quedado sin argumentos para no apoyar a alguien a quien odian con todas sus fuerzas.
- El
maricatalino ha conseguido detener la
caída libre del partido de la mano y el capullo, pero se queda muy lejos de los resultados pretendidos. Ni en sueños entrará en un gobierno a tres bandas.
- Los
neocom también han fracasado. Demasiado
catalanes para ser españoles, demasiado españoles para ser catalanes, son
prescindibles para los golpistas e irrelevantes para los constitucionalistas.
- La
participación ha sido la más alta que se recuerda, a pesar de que los comicios
se han celebrado en día laborable.
Como
decía, todo esto viene de muy atrás. Viene de una Constitución que, por maldad
o irreflexión, primó a unas regiones sobre otras: no es extraño, por lo tanto,
que dos de los padres de la Carta
Magna (uno lógico por ser nacionalista catalán, el otro también por ser un
rencoroso resentido) defiendan que un referéndum sobre la independencia de
Cataluña podría llegar a ser constitucional. Viene de que, durante cuarenta
años, se ha permitido a los regionalistas hacer lo que les ha parecido, so capa
de la gobernabilidad (más bien
gobernación, a mi parecer) de España: y a lo que se han dedicado, sobre todo,
es a lavar el cerebro a los ciudadanos, de modo que, ni siquiera enfrentados a la
realidad de que nadie ahí fuera les
ha reconocido ni les apoya, están dispuestos a renunciar a su delirio. Viene de
que los partidos llamados nacionales,
por cálculo o por complejo, no han sabido ofrecer un mensaje claro y nítido de
españolidad, y así les ha ido.
Por
lo tanto, la culpa no es de Iceta, ni de Albiol, ni de Sánchez, ni de Rajoy. Al
menos, no sólo y no en la mayor parte: lo es de Aznar, Rodríguez, González,
Suárez, Rubalcaba, Maragall, Sánchez Camacho… y tantos y tantos otros durante
tanto y tanto tiempo.
De
todos modos, no sé de qué nos extrañamos. Al fin y al cabo, Hitler llegó al
poder mediante unas elecciones razonablemente democráticas. Y no, la referencia
histórica no es accidental. La única esperanza para España (débil, tenue, casi inexistente) es que los golpistas se odien entre ellos aún más de lo que odian a España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!