Quizá
la mejor consecuencia que haya tenido la aplicación del artículo 155 en
Cataluña es que, mal que bien, se han empezado a cumplir algunas resoluciones
judiciales que los dirigentes secesionistas, hasta entonces, se pasaban
olímpicamente por el arco del triunfo.
Cumplimiento
que, sin embargo y dada la condición de maricomplejines
de la (mayoría de) la derecha española actual, se produce a trancas y
barrancas. Así, el ministro de Cultura, en funciones de consejero regional
catalán del ramo, ordenó cumplir la sentencia judicial que obligaba a Cataluña
a devolver a Aragón los bienes del monasterio de Sijena, precisando que procedería
a solicitar información al juzgado respecto a la ubicación exacta de todas y cada una de las piezas. Sin embargo,
poco después se contradijo y declaraba que no había recibido la orden del juez
de proceder a la devolución.
Los
detentadores (según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua,
detentar es, en su segunda acepción, retener
lo que manifiestamente no le pertenece) de los bienes demostraron lo que
entienden ellos por democracia, pacifismo y respeto a la Ley, y amenazaron con destruir las piezas antes que entregarlas.
Mientras,
las cosas seguían desarrollándose. El juez presionó al Gobierno con requisar
los bienes de Sijena ante el silencio de Méndez de Vigo, al tiempo que el huido
Cocomocho llamaba verdadero expolio… a la circunstancia de
que las obras volvieran a sus legítimos propietarios. Quizá habría que hacerle
caso, nadie sabe de expolios más que ellos…
Y
mientras, seguían los maricomplejinismos
y la forma de entender el Derecho de los golpistas. El candidato (es un decir) popular a presidir el consejo regional
de Gobierno ensuciaba su imagen admitiendo que no le gustaba que las obras de arte volvieran a Sijena, al tiempo que el delegado de Cultura optaba, directamente,
por el chantaje, amenazando con quitar servicios sanitarios a Aragón. Textualmente,
dijo Después de esto, podemos decir: pues
mira, nos lo repensamos.
Finalmente,
la Guardia Civil y técnicos aragoneses fueron al museo de Lérida a recuperar
los bienes. Hubo cargas policiales, sí, pero también hubo un apedreamiento del
camión que transportaría los bienes.
Finalmente,
el mundo de revés, o casi: el PSOE y los neocom
criticando la salida de las obras… y la churri
de Junior, que no debía haber hablado
con su chico, defendiendo que las
obras volvieran a Sijena. Mientras, la que sería la candidata más votada en las
elecciones de hace unos días no se pronunció y se limitó a respetar la decisión.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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