Dice
el adagio castellano que no hay peor ciego que el que no quiere ver. Individuos
de ese tipo abundan en la clase política española, siempre tan proclive a
cerrar los ojos ante la realidad, pero son casi legión en la llamada derecha nacional.
Viene
esto a cuenta de cruzarme con un titular que dice que el PP ve coyuntural el ascenso de Ciudadanos, y no abrirá el debate sucesorio salvo que Rajoy quiera. Ambos aspectos merecen
ser considerados por separado.
En
primer lugar, es indudable que se ha producido un ascenso de los naranjitos, y que ese ascenso ha venido
propiciado por el espacio que ha dejado el PSOE escorándose hacia la izquierda
desde el Rodrigato. Si bien es cierto
que el PP también se ha escorado a la izquierda, al menos en sus políticas y en
el mantenimiento de las del precedente socialato,
no es menos cierto que hay una parte del electorado (que se califica a sí mismo
como de izquierdas) que jamás votará
a los populares por considerarlos
como de derechas. Ya podrían superar en radicalismo a los neocom, defender el aborto, la eutanasia, la sumisión a los
terroristas y la destrucción de España, que ese electorado seguiría negándoles
el pan y la sal a los de la calle Génova. De hecho, he elegido esos cuatro
puntos ideológicos a propósito porque, por acción u omisión de lo contrario,
los están favoreciendo.
Es
cierto que hay un partido a la derecha del PP que busca ocupar, supongo, lo que
sería el espacio natural del partido
de la gaviota (o el ave que sea). Ese partido es Vox, que se ha nutrido de
gentes e ideales que uno asociaría con los populares
de toda la vida; pero la derecha (léase, el PP) les veta el acceso a los medios
de comunicación, y la izquierda les moteja poco menos que de nazis (o sin poco menos, que todavía recuerdo una
portada de esa revista de humor que sale los Miércoles y que cada vez hace
menos gracia, al menos a mí).
Es
decir, que el ascenso de los de Rivera sólo será coyuntural si el PP vuelve a
donde debería estar (donde debería de acuerdo con los que pensamos que no está
donde debería, claro); porque si se empecina en seguir la senda emprendida, o
incluso en no desandarla, el ascenso de Ciudadanos pasará de coyuntural a
estructural.
En
cuanto a lo del debate sucesorio, es algo consustancial a todos los partidos
políticos españoles (incluyo a los sindicatos), organizaciones férreamente
piramidales en las que se hace lo que diga el líder. Sólo cuando ese líder
muestra signos de debilidad es cuando se abre el debate sucesorio; y se abre no porque el líder quiera, sino porque
los aspirantes a sucesor empiezan a afilar los cuchillos. Como afirmación de lo
que digo, dos casos: la sucesión de zETAp no se abrió porque el circunflejo
quisiera, sino más bien a pesar de él; en cuanto a la de Aznar, no hubo debate
(quizá sí rumor de pasillos), porque él mismo designó al sucesor al que luego,
obedientemente, se votó con una mayoría casi a la búlgara.
En
resumen: que si siguen como hasta ahora, van de cabeza al hoyo. Lo único que
les salva –de momento- es que en la izquierda lo están haciendo todavía peor.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario