Gran
parte de lo que ocurre hoy en Cataluña se debe a la dejación que, en materia de
educación, han hecho los sucesivos gobiernos centrales: los de izquierdas, los
de derechas y los mediopensionistas.
Un
elemento importante de esta dejación es lo que los regionalistas han llamado,
eufemísticamente, inmersión lingüística. Y digo eufemísticamente porque lo que ellos denominan inmersión es más bien un ahogamiento, puesto que de lo que se trata
es de convertir la lengua regional –con todo el respeto que la misma pueda
merecer- en la única lengua hablada en la región, incumpliendo así el mandato
constitucional de que el español es la única lengua oficial en todo el Estado,
que todos tienen el deber de conocer y que, lo que es más importante, todos
tienen el derecho a utilizar.
En
Cataluña probablemente ya sea demasiado tarde para enmendar la situación, o en
todo caso llevará mucho tiempo hacerlo. En las regiones limítrofes –eso que los
necionanistas llaman países catalanes-, en cambio, es algo
que pienso que todavía puede evitarse. O podría, si se tomaran las medidas
adecuadas, que fueron precisamente las que no se han tomado en estos últimos
cuarenta años… y que no se están tomando.
Gobernando
como gobiernan contubernios entre suciolistos
y neocom, no es de extrañar que
expresidentes regionales señalen que hay padres absolutamente desesperados con la inmersión lingüística en Baleares. Visto lo visto (o lo no visto), esto no es, como diría Mafalda, el
acabóse, sino sólo el continuóse del empezóse.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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