Como
cabría esperar, llegué a este libro a raíz de la película homónima, película
que he revisitado a saltos antes de ponerme a escribir esta entrada.
Las
historias sobre lugares anclados en (o al margen de) el tiempo no son algo
original. Tenemos el clásico Brigadoon,
y yo mismo escribí hace media vida una historia corta que era poco más que un
plagio barato de la película de Gene Kelly. Tampoco es algo especialmente
novedoso las historias sobre personas con extraños poderes: los tebeos de
superhéroes en general, y los de La Patrulla-X
en particular, serían ejemplos paradigmáticos.
Este
libro responde, por lo tanto, a la clásica afirmación de que no hay historias
nuevas, sino que hay nuevas maneras de contarlas. Y Riggs lo hace, combinando
ambos motivos literarios de un modo que te engancha, aunque la cosa tarde
(aparentemente, porque en cierto momento se produce lo que podríamos llamar un click Shyamalan –afortunadamente no al
final del libro- que hace que, valga el juego de palabras fácil, veamos con
otros ojos lo narrado hasta entonces).
La
película llega más lejos que el libro (además de cambiar algunos elementos,
singularmente en el aspecto romántico de la historia): este volumen termina en
un cliffhanger o continuará de libro (nuevo juego fácil de palabras) y, por lo que
he visto en Wikipedia, lo mismo ocurre con el segundo volumen. Es decir, que
podríamos considerar los tres libros como tres tomos de una sola obra unitaria.
En
resumen, pocos casos he visto en que se haya levantado, no ya una historia,
sino todo un mundo, a partir de un montón de fotografías viejas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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