…aunque
esta entrada, como se verá, también podría haberse titulado antes se atrapa a un mentiroso que a un cojo.
Los
golpistas catalanes, antes de serlo (es decir, cuando sólo eran secesionistas) no se cansaban de proclamar que ellos
actuaban movidos por los anhelos del pueblo catalán, cansado de vivir bajo el
yugo de una España que les oprime y les roba y que les privó de su libertad
hace trescientos años. Es un discurso muy bonito, muy altruista, muy heroico
incluso… pero más falso que un euro de corcho. Y no es porque lo digamos los
que sabemos que no hay un ápice de verdad en lo que dicen, sino porque hasta
ellos mismos lo reconocen.
Y
lo hacen hasta en sede parlamentaria. Sin ir más lejos, el diputado Juan Tardá,
de Izquierda Republicana de Cataluña, reconoció hace cosa de un mes que no hay independencia en Cataluña porque no existe una mayoría que la quiera. Es más,
reconoce que es cierto que se declaró la independencia y se proclamó la
República (aunque no aclara si de modo efectivo y real o simplemente virtual y
simbólico), pero esa República no se implementó fundamentalmente porque no estábamos predispuestos a poner en riesgo la
seguridad de los ciudadanos. Es más, Tardà considera que tanto Cocomocho como el resto de sus
consejeros hicieron entonces un gran
ejercicio de responsabilidad y se ha declarado orgulloso de la madurez demostrada, a su juicio. Máxime -ha apuntado- cuando se ha publicado que el Gobierno tenía
previsto tomar al asalto un parlamento democrático.
Vamos
a pasar por alto la afirmación de que la asamblea legislativa regional catalana
sea un parlamento democrático (salvo
que por democracia entendamos el saltarnos las normas que no nos gustan,
incluso cuando son las propias: en tal caso, la cámara catalana es la más
democrática, no del planeta Tierra, sino es probable que hasta del Universo
entero), y vamos al meollo del asunto. ¿Dónde, exactamente, se ha publicado esa
previsión gubernamental? Quizá en los planes que hicieron los golpistas y que,
como hemos visto, han fallado más que una escopeta de feria.
El
dirigente republicano ha insistido en que en su partido, antes que independentistas son demócratas
y antes que demócratas, buena gente: por
eso, para ellos la paz y el civismo son fundamentales
y tiene claro que el proceso será
pacífico o no será. De lo cual cabe deducir que, como no son buena gente,
no son demócratas; ergo, tampoco independentistas. En cuanto a lo que ellos
denominan paz y civismo, deben ser de esos false
friends del diálogo del occitano, que significan justo lo contrario de lo
que un hispanoparlante podría pensar. Finalmente, puesto que el proceso no ha sido en absoluto pacífico
(y mira, Juanito, que no entro de quién es la culpa, aunque lo tengo
meridianamente claro), parece que no será.
Para
remate, como he leído por ahí: si reconoce haberse declarado la independencia y
proclamado la República a sabiendas de que no lo querían la mayoría de los
catalanes (además de ser ilegal), ¿quién es el autoritario aquí?
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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