Izquierdistas
y necionanistas tienen a mi juicio,
como sabe cualquiera que lea esto con regularidad, muchos puntos en común, y
ninguno particularmente digno de elogio. Son mentirosos, faltos de escrúpulos,
hipócritas, dispuestos a vender a quien sea y lo que sea por unas migajas de poder…
Sí, bueno, vale, lo que digo es extrapolable a casi cualquier político de toda
ideología, condición y procedencia geográfica, pero ciñámonos al tema, ¿de
acuerdo?
Otra
cosa que tienen en común es su cobardía. Cuando se encuentran en una posición
de superioridad numérica (y no basta una ligera superioridad, tiene que ser
abrumadora) se sienten muy valientes, muy lanzados, muy capaces de hacer lo que
sea. Pero cuando las tornas se giran, y ya no gozan de la ventaja del número
para imponerse a los contrincantes, muestran su catadura de chacal (como ya he
dicho varias veces, las hienas tienen rasgos que las redimen de su injusta mala
fama, por ello no las empleo en estas metáforas zoológicas) y se esconden con
el rabo entre las piernas… incluidas aquellas que, presumiblemente, no tienen
apéndice caudal.
Ocurrió
a principios de este mes –o, teniendo en cuenta que el titular es del primero
de Diciembre, quizá fuera a finales del pasado-, cuando los Clicks Unidos de Playmobil pidieron auxilio a la Junta Electoral y al
Tribunal Superior de Justicia de Cataluña por una manifestación españolista
ante su sede (el titular dice unionista,
pero como todo el mundo sabe que la parte menos potente de la extinta CyU está
más muerta que Carracuca, he reinterpretado el texto). La policía regional
montó un gran despliegue para blindar la sede de los defensores de la educación
comunal y la higiene mensual natural (no sé si los espongiarios estarán de
acuerdo con una postura tan poco ecológica… para con los espongiarios), ante la
amenaza multitudinaria, inabarcable… de una muchitud
de apenas cincuenta manifestantes.
Lo
dicho: al lado de éstos, las ratas son el sastrecillo valiente.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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