Los
neocom afirman muchas cosas: que sus
intereses son los de la gente, que
ellos no pertenecen a la casta, que
buscan la democracia real (cuando se
adjetiva la democracia, ya sea real, orgánica, popular o como sea, mal vamos)…
o que tienen un proyecto para España (aunque en esto, no todos están de
acuerdo, ¿verdad, Carolina?).
Da
lo mismo. Sus actos hablan con mucha más elocuencia de la que lo hacen sus
soflamas, sus panfletos y sus manifiestos. Y ya sea hablando en herrikotabernas, abrazándose a
terroristas, llamando cutre pachanga
fachosa al himno nacional (si no les gusta, que promuevan una iniciativa
parlamentaria para que se cambie) o negándose a rechazar que existan presos políticos en España, demuestran bien a la claras lo que son: un hatajo de
liberticidas.
Porque
si en España hubiera presos políticos, si realmente se persiguiera a la gente
por sus ideas, y no por sus actos, los primeros que tendrían que estar entre
rejas y a la sombra serían ellos, junto con esos por los que sienten tantas
simpatías: los filoterroristas y los golpistas.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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