Durante gran parte de la pandemia de la COVID-19, Madrid aparecía como la comunidad autónoma con mayor número de contagios, de muertes, de hospitalizaciones... Algo lógico, dado que es una región bastante pequeña con una población bastante grande: la elevada densidad de población facilitaba indudablemente la propagación de la enfermedad.
Pero había un factor
añadido: Madrid, hasta donde se sabe, aportaba datos reales, mientras que otras
regiones no lo hacían, o lo hacían tarde y mal. Es el caso de Cataluña -¿para
cuándo un verdadero órgano central de gestión de epidemias como ésta?-, que a
mediados de este mes afloró ochocientos muertos por COVID-19 en diez días y se
convirtió en la comunidad autónoma con más fallecidos, superando a Madrid.
Por ello, y por mucho más…
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