Dicen que hasta un reloj (de agujas, se entiende) estropeado da bien la hora dos veces al día. Igualmente, hasta una comunista ignorante -no, no es una redundancia, aunque ambas cosas suelen ir de la mano- es capaz de acertar. Ocasionalmente, claro.
Así, la marquesa de Villa Tinaja fue invitada a pronunciar una conferencia en la sede del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (sí, yo tampoco me explico qué demonios hacía allí una licenciada en psicología cuya única experiencia laboral conocida es la de cajera en una gran superficie). La susodicha se despachó a gusto, soltando perlas como que la riqueza está en manos de hombres blancos heterosexuales. Es de suponer que hablaría del padre de sus hijos, que a pesar de no haber sido nunca precisamente un muerto de hambre, ha visto multiplicarse su patrimonio desde que entró en la cosa pública.
Mientras, los colegiados madrileños -o, al menos, parte de ellos- están indignados indignados y consideran que la invitación a la ninistra de Lomismodá es una vergüenza para la abogacía, llegando incluso a pedir la dimisión del decano.
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