Podríamos decir que hay dos tipos de tiranos, los discretos y los ostentosos. De los primeros, en el mundo actual, no se me ocurre ninguno; históricamente, quizá Diocleciano, que llegó, hizo lo que tenía que hacer y se retiró.
Del segundo grupo los
hay a montones en el mundo actual. Y, desde mi punto de vista, la mayoría son
de izquierdas. A los de derechas -se me ocurre Pinochet, por ejemplo- les basta
con mandar, con ejercer el poder y que los demás sepan que lo tienen. Pero los
de izquierdas -de Obiang a Chávez, de Ortega a Ceaucescu- no se cortan un pelo
en mostrar que viven como vivían aquellos a los que decían combatir.
Y, en algunos casos, añaden el insulto a la ofensa, como cuando el nieto del (difunto) tirano de las barbas presume de su Mercedes y dice que son sencillos.
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