Un político de raza admitirá sus responsabilidades y abandonará el puesto. Un miserable le echará la culpa a cualquiera que se le ocurra, y no se despegará del asiento ni con agua caliente.
En el caso del click
unido de Playmobil que fue desposeído de su escaño por el Tribunal Superior
de Justicia de Cataluña, la presidente de la asamblea legislativa regional
aseguró que defendería el escaño -es de suponer que no el asiento material,
sino su condición de parlamentario regional- hasta las últimas consecuencias.
Pero cuando le vio las
orejas al lobo, reculó. No es como en el teatro, fuese y no hubo nada,
porque no se ha ido y ha habido algo. Reparto de culpas a todo el mundo, menos
a ella. A las fuerzas separatistas, por no haberla secundado (teóricamente), y
a los funcionarios de la cámara por haber actuado al margen de los grupos
separatistas y de no haber convocado al condenado a un pleno cuando la mesa
había decidido que aún le asistían los derechos como parlamentario.
Volviendo al párrafo inicial de esta entrada, es fácil determinar a qué grupo pertenece Borrajas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario